China y América Latina: comercio, inversiones y tensiones estratégicas
- 17 dic 2024
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En medio de los titulares sobre Ucrania, Gaza y el Líbano, un acontecimiento de gran relevancia para América Latina pasó casi desapercibido: a mediados de noviembre, Dina Boluarte, presidenta de Perú, y Xi Jinping, presidente de China, inauguraron un megapuerto en Chancay, ubicado en la costa del Pacífico. Este proyecto, según ambos mandatarios, busca fortalecer el intercambio comercial entre Asia y América. Para Xi, el puerto simboliza un avance significativo en la conectividad entre Sudamérica y China, mientras que Boluarte destacó el potencial de Perú para convertirse en un actor clave del comercio global.
Este puerto, cuya operación está prevista para 2025, representa la apuesta más reciente y ambiciosa de China en la región. La obra, liderada por Cosco Shipping Ports Limited, refleja la creciente influencia económica de Beijing en América Latina. Sin embargo, las relaciones no se limitan al comercio: en el contexto de una rivalidad global entre Estados Unidos y China, América Latina se ha convertido en un nuevo terreno de competencia por influencia y recursos.
China no solo busca expandir su comercio en la región, sino también proyectar su visión de un mundo multipolar. Ejemplo de esto es la Estación del Espacio Lejano, construida en la Patagonia argentina, y la creciente inversión china en infraestructura y recursos estratégicos en toda América Latina. Por su parte, Estados Unidos, con una relación histórica en la región marcada por altibajos, observa con cautela el avance de su competidor en lo que alguna vez consideró su “patio trasero”.
### Un pasado distante y un presente dinámico
Durante el siglo XIX, mientras los países latinoamericanos luchaban por su independencia, China vivía el llamado “siglo de la humillación”, marcado por presiones extranjeras y fragmentación interna. En ese tiempo, las interacciones entre ambas regiones fueron mínimas. No obstante, el panorama cambió en el siglo XX. Tras la victoria de Mao Zedong en 1949 y la fundación de la República Popular China, países como Cuba, Chile, Argentina y Brasil establecieron relaciones diplomáticas con Beijing entre las décadas de 1960 y 1970.
El verdadero auge de las relaciones comerciales llegó en la década de 1990, con la transformación económica de China y su integración en la Organización Mundial del Comercio en 2001. Desde entonces, las exportaciones de América Latina hacia China crecieron significativamente, pasando del 2% en 1993 al 12,98% en 2022, según datos del Banco Mundial. Sin embargo, Estados Unidos sigue siendo el principal socio comercial de la región.
### Inversiones chinas en América Latina
La expansión china no solo se ha limitado al comercio de bienes, sino también a inversiones estratégicas en sectores clave. Empresas como la minera Shougang en Perú o la petrolera CNPC en Venezuela, Ecuador y Colombia son ejemplos del interés de China por los recursos naturales de la región. Además, proyectos de infraestructura, como el puerto de Chancay en Perú, forman parte de la ambiciosa Iniciativa de la Franja y la Ruta.
Sin embargo, esta relación no ha estado exenta de desafíos. Aunque países como Brasil, Argentina, Chile y Perú se benefician del acceso al mercado chino para sus productos agrícolas y minerales, esto también ha llevado a una reprimarización de sus economías, limitando la diversificación de sus industrias.
### Controversias y tensiones
Uno de los proyectos más polémicos es la Estación del Espacio Lejano en Neuquén, Argentina. Aunque China asegura que la instalación tiene fines exclusivamente civiles y científicos, su potencial uso militar ha generado inquietudes, especialmente en Estados Unidos. En contraste, la Agencia Espacial Europea opera una instalación similar en Mendoza sin levantar las mismas sospechas.
### Perspectivas a futuro
A pesar de su relevancia actual, el crecimiento económico de China muestra signos de desaceleración, lo que podría afectar sus inversiones y comercio con América Latina. Según el Banco Mundial, factores como el envejecimiento de la población, el bajo crecimiento de la productividad y un modelo económico basado en deuda están limitando el potencial de crecimiento de China.
A medida que China y Estados Unidos intensifican su competencia por la influencia en América Latina, la región se encuentra en una posición estratégica para aprovechar esta rivalidad en beneficio propio, aunque también enfrenta el desafío de equilibrar intereses externos con sus prioridades internas.



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