🔥 ¡#NuevaEraJSJN! Una SCJN libre del viejo aparato corrupto y con presidencia indígena: ¡vaya giro histórico! 🔥
- Guillermo González Luna

- 1 sept
- 3 Min. de lectura

Este 1 de septiembre de 2025, entra en funciones una nueva Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), resultado directo de una drástica reforma judicial que elimina un sistema previamente permeado por corrupción, impunidad y privilegios. Para redondear este cambio, por primera vez en su historia operativa moderna, México cuenta con un presidente de la Corte de origen indígena —una figura emblemática de renovación política y cultural.
El fin de una era: derrumbe del viejo aparato judicial
Durante décadas, el sistema de justicia en México fue criticado por proteger a poderosos – empresarios, políticos, clérigos – mediante prácticas legaloides que perpetuaban impunidad desde las más altas esferas. Con la reforma de 2024—y su implementación culminada en las elecciones judiciales del 1 de junio de 2025—, se inauguró un nuevo modelo donde ministros y magistrados son elegidos por voto popular, acabando con los vetustos acuerdos elitistas. Esta transformación permitió la entrada de nueve nuevos ministros de la SCJN, elegidos directamente por la ciudadanía, marcando un quiebre radical en la estructura del Poder Judicial. Con ello, se parte de abajo un sistema judicial dual: el anticuado, cerrado y corrompido; y por encima, se edifica un nuevo Poder Judicial aspiracionalmente democrático, más transparente y cercano al pueblo.
El presidente indígena: una presidencia simbólica y cultural
Quien preside esta nueva Corte es Hugo Aguilar Ortiz, abogado mixteco de San Agustín Tlacotepec, Oaxaca, elegido con más de 6 millones de votos obtenidos en la elección judicial — el mayor número dentro del nuevo pleno — lo que lo coloca como presidente de la SCJN. Sin embargo, aunque el oficialismo celebra este hito como el “primer presidente indígena de la Corte”, en realidad ya hubo otros ministros de origen indígena que ocuparon la presidencia de la SCJN, siendo Benito Juárez en 1857–1858 el ejemplo más célebre.
Pese a ello, lo que sí caracteriza al momento es que Aguilar es el primer presidente indígena en el marco del nuevo sistema electoral y constitucional, una factura inédita en el mundo judicial contemporáneo. Su llegada representa una referencia política cargada de impronta cultural. En palabras de la presidenta Claudia Sheinbaum: “El pueblo de México es sabio… decidió que un mixteco presidiría la Corte”. Asimismo, Gerardo Fernández Noroña afirmó que este hecho es “un mensaje muy poderoso” y un “cambio profundo”.
Ramos simbólicos y ceremoniales indígenas
Para enfatizar la dimensión simbólica de este nuevo arranque, el propio Hugo Aguilar y otras ministras y ministros participaron en una ceremonia indígena en la zona arqueológica de Cuicuilco, donde se les consagraron bastones de mando y realizaron purificaciones espirituales, subrayando que esta Corte será distinta, guiada por el servicio al pueblo y no por el poder o el dinero.
Detalles institucionales: ¿quiénes integran la nueva Corte?
La SCJN inicia operaciones con nueve ministros, no once, y sin sus salas divididas—todos los asuntos se resolverán en pleno colectivo. Además de Hugo Aguilar Ortiz, los demás miembros que entraron el 1 de septiembre son:
Su periodo será escalonado: quienes obtuvieron más votos durarán hasta 2036, mientras que otros hasta 2033, procurando renovaciones periódicas cada tres años.
Una nota final: lo que esto significa
Lo acontecido no solo representa una transformación institucional sin precedentes en la historia mexicana, sino también un poderoso símbolo cultural y político. Eliminar la vieja estructura elitista del sistema judicial, instaurar votación ciudadana y, encima, que un indígena encabece la Corte, resuena como una narrativa de justicia social, democracia y reconciliación histórica.
Este arranque de la nueva SCJN es una clara apuesta: un sistema de justicia limpio, renovado, representativo y simbólicamente inclusivo. Un enfoque esperanzador del papel que la justicia puede —y debe— tener en un país plural como México.



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